Autoensamblaje inteligente de nueva generación en nanotecnología
Unos científicos han
descubierto una forma de crear estructuras nanométricas que se conectan entre
sí siguiendo patrones complejos con una eficiencia sin precedentes.
El progreso de la
electrónica exige aprovechar al máximo las ventajas que ofrece la
miniaturización de componentes en la escala nanométrica. Pero equilibrar
complejidad, precisión y adaptabilidad en la fabricación a escalas tan
fantásticamente pequeñas es inevitablemente difícil. Por fortuna, se puede
conseguir que los bloques de básicos de construcción a escala nanométrica, algo
así como los ladrillos, se acoplen unos con otros por sí solos, siguiendo el
"plano de construcción" de los diseñadores humanos, sin que estos
deban hacer el montaje.
El equipo del físico Aaron
Stein, del Laboratorio Nacional estadounidense de Brookhaven (dependiente del
Departamento de Energía estadounidense) acaba de desarrollar una forma de
dirigir el autoensamblaje de múltiples patrones moleculares dentro de un único
material, produciendo nuevas y más complejas arquitecturas en la nanoescala
Se trata de un salto
conceptual notable en el autoensamblaje, tal como enfatiza Stein. “En el
pasado, estábamos limitados a un único patrón emergente, pero esta técnica
rompe esa barrera con relativa facilidad. Esto es importante para la
investigación básica, ciertamente, pero podría también cambiar el modo en que
diseñamos y fabricamos la electrónica”
Los
microchips, por ejemplo, usan plantillas meticulosamente estampadas para
producir las estructuras nanométricas que procesan y almacenan información. A
través del autoensamblaje, sin embargo, estas estructuras pueden formarse
espontáneamente sin el exhaustivo estampado preliminar. Y ahora, el
autoensamblaje puede generar múltiples patrones distintos, incrementando
sobremanera la complejidad de las nanoestructuras que se pueden formar en un
único paso.
Esta técnica encaja bastante fácilmente en los actuales procesos
de fabricación de microchips.
En la nueva técnica se usan cadenas de copolímeros de bloque de
dos moléculas distintas enlazadas entre sí debido a su habilidad intrínseca para
autoensamblarse.
Para guiar el autoensamblaje, los científicos crearon plantillas
de sustrato precisas pero simples. Usando un método llamado litografía por haz
de electrones, es posible grabar en la superficie de la plantilla patrones
miles de veces más pequeños que el grosor de un cabello humano. Entonces se
añade una solución que contiene un grupo de copolímeros de bloque sobre la
plantilla, se hace rotar el sustrato para crear un recubrimiento delgado en
toda la superficie, y se "cocina" todo en un horno para poner en marcha
el proceso que sitúe a cada molécula en su sitio. La energía térmica dirige la
interacción entre los copolímeros de bloque y la plantilla, estableciendo la
configuración final.
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